La retirada de la lápida franquista de la iglesia de Noreña plantea varios debates. Por un lado hay un debate político, con una vertiente legal, respecto a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Por otro, existe una cuestión social, afectiva incluso, toda vez que en esa lápida están identificados más de medio centenar de noreñenses, algunos de ellos con familiares y amigos que aún residen en la villa condal. Y además, hay un debate histórico, casi historiográfico, sobre el desarrollo de la Guerra Civil en la localidad.
En los dos últimos debates, Carlos González Cuesta tiene mucho que decir. Historiador y descendiente de una persona reseñada en la lápida, González Cuesta trata de emitir un juicio ponderado, consciente de la complejidad de este triple debate: “Entiendo que hay una ley, y que hay que cumplirla. Pero no debemos olvidar que esta es una cuestión compleja”, explica el historiador. A su juicio, este debate deja además al descubierto las carencias de nuestro conocimiento del pasado: “Los hechos de la Guerra Civil en Noreña están por investigar, es una época que debería estudiarse”, concluye.
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